Tres casas adosadas de dos niveles, pensadas para  habitar de forma permanente o temporal.

La propuesta se organiza en torno a un patio central que articula ambos pisos y permite que la luz y la vegetación atraviesen la casa, integrando naturaleza y arquitectura.

El nivel superior reúne las áreas privadas, mientras que la planta baja se abre hacia el jardín y la galería, generando un diálogo fluido entre interior y exterior.

El jardín, protagonista del conjunto, funciona como un pulmón que aporta luz natural, ventilación y verde, generando un contraste cálido frente a la solidez del hormigón.

Los voladizos de hormigón visto protegen el acceso y amplían la sensación de expansión del espacio social. Las fachadas revestidas con pastillas cerámicas blancas entre las vigas suman textura, sobriedad y fácil mantenimiento, reforzando la identidad del proyecto y su integración con el entorno local.

Los ambientes fueron concebidos con versatilidad: además de los tres dormitorios principales —una suite y dos semi-suites—, se incorporan dos espacios flexibles que pueden funcionar como escritorio, sala de juegos o cuarto de huéspedes.

Con un área construida de 183 m², cada unidad combina rigor técnico y una estética sobria, con detalles de terminación que expresan coherencia, durabilidad y confort en todos los niveles.

Los materiales refuerzan su identidad contemporánea: hormigón visto, microcemento en baños, porcelanatos Portobello, carpinterías de aluminio negro y puerta principal en ACM.

Todas las unidades aprovechan la orientación norte al fondo, garantizando luminosidad durante todo el día.
Un conjunto que une arquitectura contemporánea y calidad constructiva, pensado para habitar con luz, naturaleza y flexibilidad.